sábado, 2 de febrero de 2019

DE TODO UN POCO



Una película
Pocos estrenos reseñables hay esta semana. Tan solo uno merece unas líneas. Green Book no es un film imprescindible, pero si es una película agradable, convencionalmente agradable, diría. Este cuento capriano (de Frank Capra) es tan previsible como entrañable. Desde el principio sabemos cómo acabará la relación del gordo guardaespaldas italiano del Bronx y el elegante y culto panista negro. En realidad da igual lo que les ocurre en su viaje por el profundo sur en el otoño de 1962, cuando la lucha por los Derechos Civiles no había empezado. No importa mucho comprobar el racismo y el clasismo de unos blancos que abren sus salones para que el negro elegante les deleite con su música, pero no abren sus baños para que pueda hacer sus necesidades. En fin, nada nuevo en una historia que se salva por los dos actores Mortensen y Ali, y por un humor soterrado que aflora en los momentos más tensos. Lo único de verdad sorprendente de Green Book es el éxito que ha tenido en Estados Unidos. No deja de ser un rayo de esperanza en el páramo trumpiano el hecho de que este film sobre la tolerancia, la inteligencia, la amistad y el aprendizaje, sea uno de los favoritos del público. Menos mal.


Una mujer
Ya que no hay mas pelis, me gustaría hablar de una mujer que he recuperado esta semana gracias a un libro publicado hace poco. Se trata de Conchita Montes y el libro se titula Conchita Montes. Una mujer frente al espejo. Recuerdo descubrir a Conchita Montes en un ciclo de cine español de los años cuarenta y cincuenta que hicimos en la Filmoteca en el año 1976-77. No era una actriz convencional, ni por su belleza, moderna y muy americana, ni por el tipo de películas en las que aparecía, casi todas dirigidas por Edgar Neville. Fue más tarde cuando me enteré de la relación sentimental/profesional que mantenían Conchita y Neville, un amor que duró toda su vida sin que en ningún momento se plantearan casarse. Ni siquiera vivir juntos. Pero todo el mundo en España sabía que aquella espigada y elegante mujer era la pareja del más atrevido director del cine español de esos años. El libro de Aguilar y Cabrerizo me ha permitido saber más cosas. Como por ejemplo, que Conchita Montes era la inventora y autora del Damero Maldito de la revista La Codorniz que mi abuela nos enviaba a México puntualmente. O que era la única mujer aceptada como un igual en algunas de las tertulias intelectuales más exquisitas de Madrid. O su labor como traductora de inglés y francés, idiomas que dominaba a la perfección después de vivir en Estados Unidos y en París. Todo esto y más cosas de las que cuentan en este libro, hizo de ella un personaje único, irrepetible y muy atípico en la gris y oscurantista sociedad del franquismo. Conchita Montes nunca se plegó a la mediocridad del régimen y milagrosamente, tanto ella como Neville, consiguieron hacer un puñado de excelentes películas. Si leen el libro,  seguro que les entran ganas de verlas, en la plataforma FlixOle de cine español se pueden encontrar casi todas.


Un hombre
También esta semana he tenido oportunidad de entrevistar a un hombre que forma parte de la historia del cine: Barbet Schroeder que ha venido a la Filmoteca a presentar un ciclo sobre su trabajo. Ha sido un placer hablar con alguien como él, inteligente, divertido, con una carrera que nace en la Nouvelle Vague y sigue aun en plena actividad. Barbet Schroeder fue productor de algunas películas míticas de Rohmer antes de convertirse en director en 1969 con un film que se convirtió en un canto generacional, More, rodado en Ibiza de forma clandestina, en casa de su madre que vivía en la isla desde hacía años. More hablaba de drogas, de sexo, de libertad, pero sobre todo hablaba de la tragedia de la destrucción de un ser humano por amor. Una película Romántica a la que la música de Pink Floyd añade un aire nostálgico y evocador. Entre More y su último trabajo, El venerable W del 2017, han pasado cincuenta años, muchas películas y muchas cosas que han hecho de Barbet Schroeder un fino analista del mal, sobre todo en lo que él llama la Trilogía del Mal que engloba los documentales sobre Idi Amin Dada, el dictador ugandés; El abogado del terror, centrado en un hombre especializado en defender lo indefendible; y este ultimo y estremecedor documental sobre el monje budista Whiratu, un supremacista de la raza birmana que es uno de los mayores instigadores de la islamofobia que ha llevado a la persecución y exterminio de los rohingyas, la minoría musulmana que vive en las costas de Myanmar, en un genocidio inconcebible. Es un retrato que hiela la sangre, mas si pensamos que lo que este hombre que nada tiene que envidiar a los nazis en cuanto a sus ideas, es un monje budista. Schroeder afirma que le resulta muy difícil saber lo que es el mal, él no juzga a sus personajes, les deja que se expresen ellos mismos, que se autorretraten en su soberbia. Pero reconoce que los líderes del mal que ha conocido y los que sabe que existen, tienen en el nacionalismo extremo y el populismo mas feroz unos rasgos comunes. Explica que fue a Birmania porque quería entender como un monje budista se veía implicado en un genocidio tan terrible. Pero que volvió con un documento que no habla de budismo, ni siquiera solo de Birmania, sino de nuestro mundo y nuestro tiempo, de lo que está pasando actualmente en muchos países de Europa. Por desgracia, y eso lo digo yo, tenemos ejemplos muy cercanos de manipuladores comportamientos nacionalistas y populistas en España. Si pueden vean sus películas en la Filmoteca y si están lejos, aprovechen que en Filmin están las tres entregas de la Trilogía del Mal.

Dos noticias
Para acabar, dos buenas noticias. Una, es que el viernes 1 de febrero volvió a emitirse el programa de cine La Cartellera de BTV en el que colaboro. Es una nueva etapa llena de ilusión. Los que lo hacemos estamos muy contentos con el resultado a pesar de las enormes dificultades con las que nos hemos tropezado para sacarlo adelante.
La segunda es un texto que ha publicado Ramon en su blog hablando del libro de Haruki Murakami, La muerte del comendador. Es tan estimulante lo que cuenta Ramon que dan ganas de leer el libro ya. Si quieren ver el texto de Ramon en su blog este es el enlace.



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