He pensado mucho en esta
película estos días de aislamiento generalizado. He pensado en Inside Out porque creo que en estos
momentos estamos completamente Del revés.
Nuestras cinco emociones internas deben estar absolutamente trastornadas por lo
que nos está pasando. Y he recordado que utilicé la película cuando hice una
charla en marzo del 2018 (una eternidad y ¡solo hace dos años!) sobre Cerebro y cine, organizada por la
Fundació Pasqual Maragall. Recojo aquí algunas de las cosas que dije, antes de
continuar con el post.
“Antes de seguir me van a
permitir una pequeña digresión personal: Cuando yo era pequeña, mi madre, que
era una gran narradora de historias inventadas, me contaba que dentro de
nuestro cuerpo había unos enanitos que se ocupaban de que todo funcionara bien.
Había enanitos que recibían la comida, otros se encargaban de que la sangre no
se perdiera entre los miles de caminos que tenía que recorrer, los enanitos se
cuidaban de que no me doliera nada. Cuando me dolía algo yo le preguntaba por
qué y me decía: los enanitos están tristes o enfadados, tenemos que
contentarlos, vamos a curarte. No sé que me imaginaba yo entonces, pero la idea
de que mi cuerpo estaba habitado por esos enanitos buenos que nunca dejaban de
trabajar me gustaba mucho. Cuando vi Del revés, sentí que los cuentos de
mi madre se hacían realidad. Ahí estaban los enanitos en forma de cinco
emociones de colores: alegría, tristeza, asco, ira y miedo. La película de
Pixar concebida por John Lasseter y Peter Docter, es extraordinaria y me
sumergió en un largo viaje a la infancia, a uno de esos recuerdos dorados de
alegría en que estaba sentada al lado de mi madre con dos o tres años,
escuchando sus cuentos de Flor de Pan y Raspa, los nombres que mi madre daba
respectivamente a la Alegría y a la Ira. No había nombres para Tristeza ni para
Asco, tampoco para el Miedo que mi madre intentaba que no sintiera por nada. Acabo
esta digresión personal y cuento la película. La historia es la de Riley, una
niña desde su nacimiento hasta que deja de ser niña. Pero no es la historia de
esa niña desde fuera, sino desde dentro: el inside del título original. Lo que
vemos es como las emociones en forma de personajes personalizados en colores,
se mueven por el complicado entramado de la mente de Riley: la dorada Alegría,
la azul Tristeza, el morado Miedo, la verde Asco y el rojo Ira. Lo más
interesante de la aventura mental de estas cinco emociones, es que no solo deben
regir los comportamientos y reacciones de Riley en su vida cotidiana, sino que
deben ocuparse de almacenar ordenadamente los recuerdos y conseguir un
equilibrio en su estado mental, no dejando que ninguna de ellas domine de forma
abusiva las demás. Decidir lo que hay que recordar y lo que se puede olvidar,
aprender a compensar la felicidad con la tristeza en un balance indispensable
para vivir, controlar la ira, pero no apagarla, moldear el asco para saber
apreciar las cosas que pueden ser desagradables en una época, pero que pueden
serlo menos en otra y sobre todo, y es lo más importante, entender el miedo sin
dejar de sentirlo, pero sin darle un lugar dominante en el cerebro.”
Hoy, 1 de abril en que escribo
esta entrada, creo más que nunca que hay que pararse a pensar en las cinco
emociones. En estos momentos la que domina mi vida es sin duda la tristeza.Tristeza de no ver a la gente que quiero; tristeza de asistir impotente
al derrumbe de una forma de vida, imperfecta seguro, pero que permitía la esperanza
de salir adelante; tristeza de la gente enferma y que muere sola. Tristeza de
mirar por la ventana y ver la lluvia gris y monótona cayendo en unas calles
vacías, tristeza y añoranza del mar. Sí, el azul me domina estos días.
Pero antes he pasado por
algunas de las otras emociones. He pasado por el verde Asco.
Asco hacia la política en general y los políticos en concreto, que intentan
manipular la situación en su favor, con intereses inconfesables en aras de
ideas absurdas. Asco de algunos medios de comunicación, (no todos, ni mucho
menos) que han convertido la pandemia en espectáculo. Asco de algunos
comportamientos incívicos y antisolidarios que hacen aflorar lo peor de cada
uno (los que acaparan innecesariamente, los que no respetan la cuarentena, los
que inisten en irse de fin de semana como si el encierro solo fuera en jornada
laboral, los que creen que son superiores a los demás simplemente por que sí y
tantos otros). Asco que me acompaña en un segundo plano con la tristeza.
He pasado (y paso aún) por el
rojo de la Ira cada vez que leo o escucho las
estupideces y fake news que se están difundiendo por las redes sociales y eso
que ¡no tengo twitter! Incluso proyecto esta Ira contra mi misma porque
minusvaloré durante demasiado tiempo la importancia de la enfermedad, pensando
que no era para tanto. Ira que me lleva a pensar en teorías conspirativas de
todo tipo (desde la guerra comercial entre China y Estados Unidos, que sin duda
está ganando China) hasta la de que el virus se inventó en un laboratorio (¿a
quién beneficia esta situación mundial? La verdad es que no lo sé). Ira roja
contra la incomprensión, el abuso, el caos. Ira que se confunde con el Asco y
que se diferencia tan solo en que me impulsa a actuar (en una mala dirección,
seguro) y que debo contener. Sobre todo cuando veo algún telediario (ni que
decir tiene que no veo TV3 desde hace mucho tiempo, pero ahora menos) o cuando
leo lo que dicen Trump o Torra, Maduro o Buch, Boris Johnson o Abascal, pasando
por algunos holandeses “repugnantes”, Bolsonaro, el presidente de Hungría,
Puigdemont o la Consellera de Sanitat de la Generalitat, Pablo Iglesias o García-Page.
Ira y Asco juntos, un mal cóctel para sobrellevar estos días
Y llego al morado Miedo, el miedo que se extiende sobre el horizonte
como una niebla espesa. Miedo a todo. Al contagio, al aislamiento, curiosamente
no a la muerte que es algo natural en el ciclo de la vida, pero si a la soledad
de la muerte, a no tener a alguien cerca. Miedo a salir de casa, miedo al
vecino, al extraño, al que se cruza por la calle con una mascarilla. Miedo al
presente y mas miedo aún al futuro. Miedo a que el después sea mas terrible que
el ahora, miedo a un panorama que no acabo de entender. Miedo. Algo terrible, que
cuando se apodera de uno, puede con todo lo demás.
Por eso, busco en mi misma la
dorada Alegría que es la única que puede
contrarrestar todas las otras emociones, puede equilibrarlas. No hacerlas
desaparecer, ya lo decía antes que es importante que haya un equilibrio entre
todas ellas. Pero sí me gustaría que Alegría se convirtiera en la líder de mis
emociones. Alegría de saber que casi todos los que quiero están bien (casi
todos, porque tengo gente cercana con el bicho). Alegría de saber que cuento
con Ramon y con amigos que, sin vernos, sé que están ahí, alegría de poder
celebrar un cumpleaños en la distancia y de forma virtual, pero muy cálida,
gracias a la tecnología. Alegría de ver que los mismos que acaparan son capaces
de salir al balcón a aplaudir todas las noches en un ejercicio catártico de
solidaridad. Alegría de vivir en un país donde los derechos de los ciudadanos
todavía existen y se respetan (de momento, aunque están seriamente amenazados)
y donde tenemos unos profesionales de la sanidad a los que nunca agradeceremos
bastante lo que están haciendo. Alegría de poder ir al super y que haya gente
que se ha encargado que no falte nada o a la farmacia donde siempre tienen una
sonrisa detrás de la mampara. Alegría de poder seguir escribiendo, leyendo.
Alegría dorada que busco y encuentro. Como Pollyanna (película que por cierto
se puede ver en el nuevo canal Disney) que intentaba encontrar en todas las
situaciones el lado dorado. Alguno hay en todo esto, y seguro que de esta
crsisis sanitaria, económica, política, social, cultural, saldrá algo bueno.
Estoy segura que el color dorado podrá con todo.
Inside
Out
se puede ver en el nuevo Canal Disney
(Reviso este texto el sábado 4
por la mañana, con un día de sol y luz que me hace ser un poco mas optimista.
Pero lo que me ha hecho gracia al releerlo es la asimilación de los colores a
los Partidos Políticos. El PP está teñido del azul de la tristeza; Vox asume el verde del asco; el PSOE provoca
el rojo de la ira; Podemos encarna el morado del miedo. Queda el dorado que me
resisto a asimilar al naranja de Ciudadanos. De momento, al menos, no merecen
ese color. Nos falta un Partido Dorado.)
EL RINCÓN DE LAS SERIES
(el regalo semanal de una obra de Ramon)
Esta semana quiero recomendar
una de las mejores series estrenadas en Netflix. Se titula Giri/Haji que quiere decir algo así como Deber/Deshonor. Es una serie inglesa con protagonistas japoneses,
rodada en Japón y en Londres. Definirla rápidamente es fácil: un thriller negro
negrísimo en el que un policía japonés, Kenzo, viaja a Londres para encontrar a
su hermano Yuto, un yakuza que ha huido de una doble persecución. En esencia,
esto es la serie, Pero en realidad es mucho más. El contraste entre los dos
mundos, el japonés y el londinense, se extiende a las relaciones de Kenzo con
Sarah, una detective escocesa muy poco convencional que investiga una serie de
asesinatos de los que se acusa a Yuto. La vida privada de los personajes se va
colando en el relato de distintas formas, desde la cotidianidad del policía en
su casa con su mujer, su madre y su hija, hasta la extraña relación de la
irlandesa con un ex policía; del amor románticamente fou del hermano yakuza, al
descubrimiento de su propia sexualidad de Taki, la hija del policía que se fuga
de Japón y llega a Londres en busca de su padre. Poco a poco, se va formando una
nueva familia con la incorporación de un personaje fundamental, Rodney, un
homosexual extrovertido y atormentado, que de alguna manera cohesiona a todos
los personajes de la serie. La misma manera de filmar es un sincretismo
oriente/occidente, que introduce elementos experimentales, con cambios de
formato, de color, de texturas e incluso con alguna secuencia musical
completamente fuera de la realidad que al mismo tiempo que distancia, curiosamente
permite una mayor empatía con la historia. La serie, hablada en inglés y
japonés, tiene un tema central, la redención de ese sentimiento de deber y
deshonor en el que se mueven todos los personajes, Giri/Haji es sin duda una de las mas estimulantes series del año pasado
y merece ser descubierta en estos dias de aislamiento colectivo.
Una aclaración al post de la
semana pasada
El libro de Jaume Figueras y
Gemma Nierga SI TIENE traducción al castellano. Se llama El cine que nos abrió los ojos y lo ha publicado la editorial Me
gusta leer. Gracias a los que me avisaron de que existía la traducción.
Inside Out no es mi Pixar favorita, pero me gustó. La forma de explicar las emociones que rigen nuestros impulsos, acciones y reacciones me parece maravillosa, creíble, fundamentada. Recuerdo especialmente los hilarantes créditos finales, sobre todo cuando se mete en la cabeza de los perros y después en la de los gatos...
ResponderEliminarLos perros y los gatos siguen con sus emociones intactas. Duermen, comen, exigen sus paseos, atenciones y necesidades; aman incondicionalmente, pasan de ti cuando les aburres o por encima de ti cuando quieren llamar tu atención. Pero no reaccionan ante el contexto en el que estamos porque no interpretan los signos como lo hacemos nosotros. Es curiosa la correspondencia que anotas entre los colores y nuestros partidos políticos. Quizá hay una emoción a caballo entre la ira y la tristeza que se llama decepción, y es la de esa falta de previsión, ese ver la que se avecina y aquí no pasa nada.
Está claro que, nuevamente, es la ciudadanía la que se lanza al rescate. Quitando a los tontos muy tontos que se creen más listos que los demás, que se van al chalet de Marbella con su séquito porque quién les va a decir a ellos dónde deben estar y cuánto vino beber antes de ponerse al volante; quitando a esa gentuza que sólo pone palos en las ruedas, somos los ciudadanos los que asumimos plenamente la responsabilidad de minimizar nuestros movimientos, de reducir nuestras excursiones a la panadería de la esquina o al súper del barrio. Nos conformamos con intuir el sol o el mar desde la ventana de nuestro hogar. Somos los que arrimamos el hombro, donamos, ayudamos al vecino, traemos y llevamos la compra a quien no puede salir de casa, le ayudamos con sus problemas informáticos para que pueda hablar con un nieto al otro lado de la pantalla.
La buena voluntad hará que salgamos de ésta como ya hemos salido de otras. Feliz (lo que queda del) domingo, Nuria.
Estoy completamente de acuerdo Idoia. Nosotros lo haremos, y saldremos adelante. Seguro. Gracias por completar el texto¡¡
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