sábado, 8 de enero de 2022

CUENTOS

 

Esta semana de reyes, alargada e interminable, el cine me ha regalado dos estrenos que me gustan. Pero antes de seguir, aprovecho para contestar a lo que algunos amigos me han comentado: “después de leer tus textos no estoy seguro de si tengo que ver la película o no”. Supongo que es lógico tener dudas, yo no hago proselitismo. Lo único que puedo decir es que cuando escojo hablar de algo en el blog es porque encuentro que tiene algo, que lo distingue, al menos para mí. A veces es su historia, otras veces su director, o lo que me evoca, o los ecos que me sugiere. Pero siempre tiene algo que la hace especial. Por eso suelen ser textos amables. Pero no doctrinales. Nada me horroriza más que la doctrina de esto sí, esto no. Mi elección pasa por hablar de esa película, esa serie, ese libro. Luego, la decisión de verla o leerlo es del lector. .Bien, aclarado esto voy a los cuentos de esta semana, porque son dos cuentos aunque de tono muy distinto

 


(¿es el  cielo, es el suelo? es lo que queramos ver)

¿Qué vemos cuando miramos al cielo? de Alexandre Koberidze.

Este es un cuento de hadas para adultos, o para niños, o para perros a los que les gusta el futbol. En todo caso es una película para dejarse llevar en el río de un relato contado como el de “erase una vez…” Erase una vez un chico y una chica que se cruzan en la calle y se enamoran. Deciden reunirse al día siguiente en un café al lado de un puente, pero caen bajo un hechizo maligno que hace que a la mañana siguiente amanezcan transformados en otra persona. Incapaces de reconocerse, sin saber su nombre, ambos se buscan y se esperan mientras transcurre un verano de futbol, terrazas, y vida tranquila. Todo esto sucede en una pequeña ciudad georgiana, con un parque, un río y pequeños cafés donde los perros deciden ver el mundial de futbol. En realidad no pasa nada mas en los 150 minutos que dura la narración de una voz en off que nos va contando lo que sucede con Lisa y Giorgi transformados en una nueva Lisa y un nuevo Giorgi. La ciudad se convierte en el tercer protagonista con sus gentes y sus costumbres y su folklore. Ligera, divertida, alegre, feliz y al mismo tiempo profundamente melancólica, este cuento de hadas maravilloso se disfruta mucho si eres capaz de entrar en las convenciones narrativas del joven director georgiano en las que casi nunca mira al cielo del título, ya que la mayor parte del tiempo los personajes, a medio camino de Keaton y Tati, de Ioselliani y Rohmer, están mirando el suelo. A mí me enganchó desde el momento en el que la pantalla se llena con una imagen del suelo convertido en un fragmento de cielo en su abstracción, cruzado por los pies de un chico y una chica que tropiezan. El segundo encuentro de Lisa y Giorgi se produce en un cruce donde los vemos de lejos y desde arriba en una imagen nocturna en la que ambos parecen estrellas fugaces, otra vez el suelo como cielo. Y poco después, cuando los amigos de Lisa, el arbusto, la cámara y la cañería, le advierten del peligro que corre, una luz amarilla de semáforo vuelve a ser una imagen de la luna en el cielo nocturno. Ya no cuento mas, porque lo que viene después es un dejar pasar el tiempo, mientras Lisa y Giorgi se buscan y los habitantes de esa hermosa y tranquila ciudad viven su vida, los perros miran el futbol y los niños, esos que abren y cierran la película nos recuerdan que estamos ante un cuento mágico.

 


(el delicioso pastelito Delicioso)

Delicioso, de Eric Besnard

Este es un cuento de hadas del bosque con cocinero. En realidad este delicioso film lo que cuenta es el nacimiento del primer restaurante en Francia, lo que quiere decir en el mundo, pocos meses antes del estallido de la revolución el 14 de julio de 1789. Hasta entonces, los cocineros estaban la servicio de las grandes casas y de los nobles, el pueblo se limitaba a ir a las tabernas y a comer lo que podían. Pero, y ahí empieza el Erase una vez… en el castillo de Chamfort había un cocinero famoso que un día decidió inventarse un nuevo plato, los pastelitos Deliciosos de patata y trufa. La novedad no fue del agrado de su noble amo y Manceron, el chef, acabó abandonando el castillo. Como en tantos cuentos, el protagonista acompañado de su hijo, encuentra refugio en una cabaña en el bosque hasta la que llega un hada en forma de supuesta aprendiza de cocina y ahí empieza todo. Así nace el primer restaurante para todo el mundo, la buena cocina al alcance del pueblo llano, la revolución antes de la revolución. Delicioso es un film delicioso de ver, casi de oler, con sus hermoso y elaborados platos, tan bonitos como apetitosos, hermosos bodegones llenos de frutas, flores y plumas. Pero sobre todo es una película que nos recuerda lo agradable que es ir a un restaurante, comer acompañado, apreciar los manjares y las bebidas sin mascarillas, sin miedos, sin mamparas, sin restricciones. En estos momentos, Delicioso es un avanzado revolucionario: volvamos a los restaurantes, volvamos a esos lugares privilegiados donde se puede disfrutar compartiendo una buena comida. El cuento acabará bien si conseguimos quitarnos el miedo y nos atrevemos a hacer la pequeña revolución de ir a un restaurante, sentarnos a una mesa bien puesta, pedir la carta y disfrutar del ambiente, la compañía y la comida, sea un chuletón, una merluza o unas alcachofas. ¡Un propósito que es un deseo!

 

(las estrellas de un cielo de Giotto, que me ha mandado un buen amigo, me sirven para ilustrar las listas de este año en que todas las películas se han merecido esas estrellas)

LISTAS

Como cada enero, revistas y programas nos piden a los críticos la lista de los diez mejores films del año. Yo he hecho los deberes. No sé si son las mejores, en todo caso éstas son las que me han dejado huella este año que afortunadamente ya ha terminado y que en realidad no deja tan mala cosecha cinematográfica. Las listas están en orden alfabético para evitar prioridades.

Mis extranjeras

El contador de cartas, Paul Schrader

Dune, Denis Villeneuve

First Cow, Kelly Reichardt

Madres verdaderas, Naomi Kawase

La mujer que escapó, Hong Sang-soo

Nomadland, Chloe Zhao

Otra ronda, Thomas Vinterberg

Petite Maman, Celine Sciamma

El  poder del perro, Jane Campion

Quo vadis Aida, Jasmila Zbanic

La ruleta de la fortuna, Ryûsuke Hamaguchi

El teléfono del viento, Nobuhiro Suwa

El último duelo, Ridley Scott

Un segundo, Zhang Yimou

West Side Story, Steven Spielberg

 Mis españolas

Destello bravío, Ainhoa Rodríguez

España, la primera globalización, José Luis López Linares

Espíritu sagrado, Chema García Ibarra

Josefina Javier Marco

Maixabel, Icíar Bollaín

Quién lo impide, Jonás Trueba

Sis dies corrents, Neus Ballús

Tres, Juanjo Giménez

La vida era eso, David Martín de los Santos

El vientre del mar, Agustí Villaronga

 Mis estrenos On Line

The Assistant, Kitty Green

Collective, Alexander Nanau

La excavación, Simon Stone

Fragmentos de una mujer, Kornél Mundruczó

Lo que el pulpo me enseñó, Pippa Ehrlic y James Reed

Shiva Baby, Emma Seligman

Velvet Underground, Todd Haynes

Mis series

Ana Tramel, El juego, Roberto Santiago
La asistenta, Molly Smith Merzier

Los Bridgerton Chris Van Dusen

Los Durrell, Simon Nye

La Fortuna, Alejandro Amenábar

Hierro, Jorge Coira

It’s a sin, Russell T. Davis

The Loomig Tower, Dan Futterman

Mare os Easttown, Brad Ingelsby

Supongamos que Nueva York es una ciudad, Martin Scorsese

The White Lotus, Mike White

 El regalo de la semana son dos copas azules para que Lisa y Giorgi brinden por su encuentro, dos copas que muy bien podían estar en una mesa del restaurante de Manceron.

 


 

 

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