sábado, 6 de febrero de 2010

SIMILITUDES


A ver si les suena el argumento.
Un padre y su hijo huyen hacia el mar. Su mundo ha desaparecido. Su familia está muerta. Todo se derrumba a su alrededor. No hay amigos en quién confiar. Les persiguen implacablemente. Durante su huida, el padre intentará inculcarle al hijo los valores morales necesarios para ser un hombre digno, aunque el mismo tenga que transgredirlos para poder sobrevivir. La relación entre ellos se hace cada vez más estrecha, más dependiente. Cuando llegan al mar y creen encontrar la tranquilidad, la tragedia se cierne sobre ellos. Pero el final conserva un rayo de esperanza y las enseñanzas del padre no habrán caído en saco roto cuando el niño encuentre otros seres humanos (y animales de cuatro patas) que le acogerán y le protegerán. Suena, no?. Pues no es la peli que piensan. Este es el argumento de Camino a la perdición, una película de Sam Mendes, rodada en 2002 a partir de una novela gráfica de Max Allan Collins y Richard Piers Rayner.
No me parece aventurado pensar que Corman McCarthy conocía tanto la novela gráfica como la película cuando escribió su aclamado libro The Road. Las similitudes son muchas, aunque el espacio y el tiempo sean distintos. Pero lo que mas los diferencia es que uno de ellos es una novela de género con una base ética y la otra es una novela ética con una forma de género.
También las dos películas son diferentes. Lo que en Camino a la perdición era un thriller familiar en The Road es un film filosófico que pretende reflexionar sobre un futuro que no existe. Y ese es para mi su principal problema.
Antes de seguir solo quiero dejar claro que The Road me gusta y me gusta mucho la pareja protagonista de padre e hijo (me sobran los flashbacks con Charlize Theron). Pero hay algo que no cuadra en el resultado final.
Quizás es que la novela de Corman McCarthy (que no he leído) tiene una carga moral y ética mucho mas pesada que el contexto en el que sucede, mientras que la película no puede dejar de ser un film de género apocalíptico, maravillosamente fotografiado por Javier Aguirresarobe. La contradicción es muy grande. Y yo, al menos, hecho de menos la sencillez de las historias del fin del mundo de Stephen King, donde, sin tantas pretensiones, pero de una manera mas simple y directa, se consiguen resultados mucho mas perturbadores que el de esta película.
O en el caso contrario, la profundidad de conocimiento de los films de Tarkowski donde las imágenes tienen la misma densidad que el discurso. O mejor dicho, donde el discurso son las imágenes.
Una cosa u otra
No se si me explico. Espero que si.

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