(mirar el cielo, una puesta de sol o la salida de la
luna, no tiene IVA y casi nunca
decepciona)
Ya tenemos aquí las subidas del
IVA. El insultante 21% para los productos culturales. Insultante por lo que
tiene de desprecio a la cultura y a sus creadores; insultante por lo que
significa de falta de consideración a una industria que mueve muchos millones y
que da trabajo a mucha gente. Y no solo en cine.
A mi, en este caso, me preocupa
el cine y la verdad es que este temido 21% repercute poco en el bolsillo del
espectador de a pie que verá como tendrá que pagar un euro mas por la entrada. Lo peor no es
eso, lo malo es lo que significa este IVA aplicado a toda la cadena de
producción y eso si que se va dejar sentir en un futuro inmediato.
Pero voy a hacer un poco de
Pepito Grillo o de abogado del diablo. Los exhibidores se quejan de que la
subida hará que el público aun sea mas reticente a acudir al cine y pagar una
entrada. Yo creo que el público seguirá dispuesto a pagar una entrada por algo
que realmente le interese. Y ese interés pasa por muchos factores que van desde
el gran espectáculo al experimento mas arriesgado, de la película intimista
pero con alma dentro, al film de denuncia que permita la discusión. Lo que no
pagará ya, y de hecho ya hace mucho tiempo que no lo paga, es por ver esas
películas mediocres, intermedias, que se olvidan en cuanto has salido del cine.
No se que pasará este fin de
semana, pero si miro la cartelera en Barcelona, me entra una depresión. Si yo,
hoy, quisiera ir a ver una película estrenada este viernes, no sabría que
hacer.
Es cierto que tengo la
posibilidad de ver The Deep Blue Sea, de Terence Davis, un film que se presentó
hace casi un año en San Sebastián, aunque su tristeza infinita y su melancolía,
no se mi apetece demasiado en esta tarde de sábado de finales de verano. En cambio creo que me decantaría por ver Shangai,
al menos se que tengo garantizado un buen guión, actores que funcionan y una
película de aventuras “casi” como las de antes.
Podría ver Dredd3d, pero
sinceramente una película que ha hecho que alguien escriba una crítica que
empieza: “Violenta, sucia, cruel, amarga y de manera sutil, enormemente sombría,
deprimente…” y que además lleva la engañifa y el timo del 3D, tampoco es algo
que me impulse a ir corriendo al cine. De la última entrega terrorífica, The
Posesión, mas vale no hablar: sustos de cartón piedra en un film lleno de
tópicos. Step up: revolution, es una franquicia musical que ya no me interesó
en su primera aparición en escena, menos en esta tercera donde hasta sus fieles
se quejan de repetición y conservadurismo. Como el de la comedia americana
Eternamente comprometidos, que es buena para ver cualquier noche en casa, mientras
se prepara la cena.
No podían faltar los
documentales, o las películas semi documentales como El rio que era un hombre. No se nada de este
film alemán, así que leo una crítica “…el misterio de la narración se consume
en una vocación abstracta y desmotivada…” pues vaya, me anuncian un
aburrimiento sin fin en un film que, a lo mejor vería en la tele o en el
ordenador. En cuanto a los otros dos docus de la semana: De nit elles ballen i
Sólo es el principio, me pregunto si una sala de cine es su lugar ideal de
exhibición. Especialmente el segundo que es un film interesante concebido para
el debate entre los maestros mas que para pasar una hora y media sentado en una
sala oscura.
Me he dejado para el final dos
películas españolas. El Holmes&Watson de Garci no lo he visto, así que me
remito a las estrellitas que le han colocado casi todas las críticas: UNA y simplemente reproduzco algunos de los
adjetivos que le han aplicado: “obra
anacrónica, morosa, acartonada, involuntariamente cómica y un tanto delirante”.
Todos tenemos un plan de Ana
Piterbarg si la he visto y por eso puedo decir que es una lástima desperdiciar
dinero, actores y paisajes realmente atractivos en una película que se pierde
en un guión mal explicado y lleno de lugares comunes.
Y aún así...
ResponderEliminarDesde hace años voy al cine dos veces por semana siempre que puedo: una entre semana y otra el fin de semana. Algunas veces sólo el fin de semana, depende del tiempo.
Hoy he decidido dejar de ir los fines de semana (filmoteca aparte). Se me va de presupuesto, es una barbaridad, no puedo seguir gastando ese dinero. Así que, a todas luces, el IVA me ha echado de los cines los fines de semana. Y supongo que no sólo me ha pasado a mí.
Desde luego, la subida del IVA es un factor determinante a la hora de ir al cine.
ResponderEliminarNo lo dudo. Pero, también hay que reconocer que hay semanas en las que la oferta de películas hace que sea menos doloroso no poder ir a verlas.