(este cuadro de Ramon es un precioso horizonte)
En la
Fundació Miró de Barcelona hay una exposición preciosa que se
llama Davant l’horitzó (Frente al
horizonte). Es una exposición temática que reúne piezas impresionantes. Un
paisaje romántico de Arnold Böcklin, unas montañas azules de Ferdinad Doler, una
playa feliz de Pierre Bonnard, un
Chagall precioso, y un René Magritte impresionante, son las que mas me han
gustado.
Pero lo que mas me ha interesado es el concepto de la
exposición, la idea de horizonte como línea que separa dos mundos: el cielo y
la tierra, lo físico y lo espiritual, lo humano y lo divino. Una línea real que
divide el espacio en dos. Siempre hay un horizonte frente a nosotros. Ahora
mismo, mientras escribo, tengo delante en mi ventana un horizonte de montañas
que se recorta contra el azul del cielo. Vivimos en esa línea del horizonte sin
darnos cuenta. Siempre hay uno mas allá, no se alcanza nunca. Es lo imposible.
En la exposición hay fotografías y un video. No hay
películas. Pero el azar que siempre juega un papel importante, ha hecho que se
estrene esta semana la mejor película posible para ver junto con esta
exposición. Se titula Nebraska, la dirige Alexander Payne (el
director de Los descendientes y Entre copas) y la protagoniza el
veterano Bruce Dern. Este film, que también podría llamarse “No hay país para
jóvenes”, transcurre en un paisaje de horizontes eternos. Las planicies del
medio oeste americano filmadas en un blanco y negro crepuscular, son el espacio
vital donde dos hombres solitarios y perdidos, un padre y un hijo, se reencuentran
a través de un viaje hacia ese horizonte al que nunca se llega. Es una película
triste, poblada de seres viejos, mas cerca que lejos del horizonte final. Una
película que, sin embargo, como los cuadros que hay en esta exposición, utiliza
la belleza de sus imágenes para dejar en la memoria una sensación de haber
visto algo único. Horizontes industriales, horizontes de autopista, horizontes
de vida hacia los que el viejo Woody viaja acompañado por su hijo David para
encontrar lo que realmente ha estado buscando: cruzar su mirada con una mujer
que fue su auténtico amor. Ese momento en el que Woody ve a Peg cuando conduce
por la calle principal de Hawtorne, justifica todo el viaje. Y todos los
horizontes.
Hacia tiempo que no disfrutaba tanto en una exposición y en
una película.
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