(justo antes del amanecer de hoy)
Dos documentales políticos coinciden en la cartelera de
estos días. Los dos son reflejo de la realidad. Pero mientras uno se ha hecho con todas
las subvenciones posibles, el otro se ha hecho sin ningún tipo de apoyo. Uno ha
contado con todo el aparato de propaganda del gobierno para su estreno; el otro
ha merecido unas líneas o un ligero comentario. La prueba fueron los pases de
prensa. Uno concentró a montones de periodistas; el otro apenas convocó a media
docena. El que casi no atrajo a nadie se titula Mai és tan fosc, lo ha dirigido Èrika Sánchez y está centrado en la
figura de Arcadi Oliveres.
En fin, no se de que me extraño. Es completamente lógico que
un personaje como Arcadi Oliveres no levante adhesiones en los círculos del
poder. Es demasiado incómodo. Pero precisamente por eso es interesante
escucharle. Incluso aunque no se esté de acuerdo con él en algunos temas, su
discurso provoca la discusión y el pensamiento, no la doctrina y el seguidismo.
Mai és tan fosc/Nunca es tan oscuro
como justo antes de que salga el sol, dice un proverbio, creo que chino. Y es
cierto, estamos viviendo uno de los momentos más oscuros de los últimos años,
pero saldrá el sol. Seguro. Y mientras tanto vemos como el movimiento
espontáneo de revuelta social que cuajó en lo que se ha llamado el 15 M. ha ido derivando hacia
un sentimiento mas nacionalista; de la espontaneidad de sus manifestaciones,
hemos pasado a la organización planificada; de la reivindicación de la
abolición de los poderes dominantes, a la constitución de un nuevo elemento
político en el tablero, Podemos. Este documental, que deja espacio a la vida
privada y sus dolores y penas, es sin duda un testimonio único y privilegiado
de un momento histórico. Junto con Ciutat
morta, y por distintos motivos, pasará a formar parte de la memoria
colectiva.
Faltan pues voces como la tuya, Nuria, para recolocar los avatares y las luchas, las aspiraciones más elementales de la gente común, la ciudadanía, en el lugar donde deben estar. La justicia y la autenticidad, que son ahora instrumentos renombrados en manos de los poderosos y políticos que se atribuyen la legitimidad para abusar y engañar a quienes creyeron que la democracia era posible, están aparcadas en los pozos de la esperanza... Gracias Nuria.
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