sábado, 21 de marzo de 2020

¿QUÉ HACER?



(un cuadro de Ramon para evocar el paisaje)
Me cuesta un poco ponerme a escribir esta entrada. Pero hay algunas cosas que tengo claras antes de hacerlo:
-No quiero hablar de libros, series, o películas sobre epidemias, contagios, distopías que estamos viviendo en directo, ya hay muchas recomendaciones en todas partes de este tipo de historias que yo, personalmente, no quiero consumir ahora mismo.
-No quiero contribuir a la depresión y la tristeza generalizada que se va extendiendo como una mancha de aceite.
-No quiero agobiarme por no poder consumir toda la oferta on line que se ha puesto a mi alcance. Ahora más que nunca, quiero aprender a ser selectiva. Si algo nos puede enseñar este bicho es a vivir de otra manera y mal lo haremos si trasladamos el consumo compulsivo de lo que sea a las redes y el ordenador.
-No quiero perder el contacto con la gente aunque sea distancia. Así que cada día, mando wasaps o mails a distintas personas, no siempre a las mismas, no hay que agobiar, pero sí a unos u a otros. Recordar que estamos aquí, aunque sea cada uno en su cubil.
Escribir este blog también es una manera de estar en contacto con la gente, pero eso no me impide preguntarme ¿De qué voy a hablar esta semana?
Aún no lo sé, por eso intento buscar como encarar esta entrada que escribo el viernes 20, día 5 de confinamiento. Y lo hago con algunas recomendaciones que me hago a mi misma cada mañana.
-No veré más que un Telediario al día. Dejo que cada uno decida con que se quiere des-informar. Pero de verdad que es bueno para la salud. Uno solo, al mediodía o por la noche.
-Leeré los periódicos on line en diagonal. Es decir de forma selectiva, escogiendo muy bien los periodistas de los que me fio, no leyendo el periódico de arriba abajo. Y en ese sentido una recomendación. Ver las viñetas de El Roto y de Peridis en El País, es una buena manera de empezar el día.
-Intentaré trabajar en la medida de lo posible. Yo estoy acostumbrada a trabajar en casa, para mí, es lo normal. Pero estos días me encuentro con una enorme dificultad para hacerlo. No me puedo concentrar, no tengo la capacidad de abstracción necesaria para escribir, para pensar. Es algo insólito y con lo que no contaba. Pensaba que durante este aislamiento, tendría todo el tiempo del mundo para hacer lo que tengo que hacer e incluso para hacer lo que me apeteciera hacer. Cada mañana, como he hecho siempre, escribo en un papel las tareas que tengo para ese día (mi vida laboral es tan dispersa, que si no me organizo así es difícil cumplirla). Pero cada noche me doy cuenta de que prácticamente no he hecho nada de todo lo que me había propuesto. Y no he salido de casa más que a comprar al super tres cosas que me faltaban. ¿En qué se me ha ido el tiempo? Esa es otra consecuencia indirecta que seguro me (nos) pasará factura en algún momento: el tiempo perdido, que no es lo mismo que el tiempo dedicado a no hacer nada. No hacer nada porque quieres, es bueno, pero no hacer nada porque no puedes, genera frustración.
-No quiero colgarme de las plataformas. Me he impuesto un régimen de series. Solo dos o máximos tres capítulos al día. No más, (reconozco que no siempre lo cumplo, pero eso no quita para que me lo proponga). Este es el momento de descubrir series nuevas escondidas en las profundidades de las plataformas o de rescatar series míticas y volver a verlas. Pero no con glotonería. Apreciando cada capítulo como apreciamos la comida cuando comemos por placer y no solo para alimentarnos.
-Ver películas. Una al día, no más. Y lo digo yo que en ni vida cotidiana, la de antes, podía ver hasta cuatro películas al día. Pero ahora no. Ahora, como mucho una. Y si es posible un clásico, entendiendo por clásicos desde los del Hollywood dorado, (Ford, Hitchcock, Hawks, Wilder...) a los europeos (Truffaut, Tarkovski, si se está de humor, Visconti, ...) o los españoles (buen momento para recuperar a Berlanga o a Fernán Gómez). Pero también los clásicos más contemporáneos: Spielberg, Coppola, Scorsese, o el cine más cercano que ayuda a vivir, pienso en Wes Anderson, por ejemplo. O lo que cada uno quiera y necesite: un día una comedia, otro día una película de guerra…
-Leer libros, artículos o textos relacionados con mi trabajo para no perder el ritmo profesional. Pero también leer o releer novelas de las que ayudan a vivir. Hay muchas, aunque para eso, como para todo lo demás, hay que tener la cabeza tranquila y, de momento, es lo que me cuesta más. Es algo nuevo que tengo que aprender. Aprender a dejar de lado el “tengo que…”, e intentar centrarme en el  “quiero”.
No “tengo que…” hacer nada de todo esto, pero “quiero” hacer cada día algo de todo esto para conservar el equilibrio.
Veo que al final me ha salido una entrada para este primer domingo de primavera.

EL RINCÓN DE LAS SERIES



Ahora, más que nunca, esta sección del blog se convierte en necesaria. Ahí va mi recomendación de esta semana.
Un libro y una serie: La verdad sobre el caso de Harry Quebert, de Joël Dicker. La serie se llama igual y se puede ver en Movistar. El libro es muy interesante en su construcción y lenguaje. Hay un misterio, el pasado y el presente se entrelazan. Hay escritores que escriben y escritores que no escriben. Una casa en la playa, una amistad, un crimen y una crisis. La serie está dirigida por Jean-Jacques Annaud y sigue bastante fielmente el libro. Los actores elegidos están bien. Patrick Dempsey asume el rol del personaje principal, Harry Quebert, en dos edades distintas. Mejor en el pasado que en el presente, consigue de todos modos hacernos entender las contradicciones de un escritor que esconde un doble secreto. Ben Scnetzer es el escritor joven envuelto en el misterio del asesinato que es el centro de la historia. El libro es muy adictivo (no sé si puede encontrar en Internet) y muy entretenido, algo que se agradece en estos momentos. La serie, sin ser una obra maestra, es de las que te invitan a seguir viéndola. Sus diez capítulos son perfectos para la recomendación de dos diarios. En una semana de confinamiento, la vemos entera.
Y de momento nada más. Intentemos que de todo esto salga algo bueno.


1 comentario:

  1. Muchas gracias Nuria.
    Una de las cositas buenas de esta primavera "rara" es que no leo tu blog (u otros de mi interés) con "bulla", sino que me detengo en cada palabra y reflexión. Gracias por compartir tus auto-límites, son grandes consejos.

    Espero que estéis bien, un abrazo desde Arcos.

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