sábado, 16 de mayo de 2020

EL FUTURO



Escribo este post el miércoles 13 de mayo por la mañana. Ha amanecido lloviendo, pero ahora hace sol. He salido al jardín y he descubierto algunas macetas (¡como si no las viera cada día!) en las que conviven alegremente y con total solidaridad varias plantas. Algunas se turnan en el mismo tiesto. Hay una en la que salen primero los jacintos, después unas plantas de flores blancas y azules, que son las que hay ahora, y mas tarde, en septiembre, llega una alegría de la casa. Hay otra maceta en la que una planta crasa se reparte el espacio con una fresia blanca. Pero el tiesto mas comunitario y feliz es uno donde al mismo tiempo hay romaní (romero), farigola (tomillo), menta, orégano, fresias y vid trepadora. Mirar ese tiesto me alegra el día. Me parece una gran metáfora de lo que querría que fuera la vida, la personal y la colectiva. Compartir, tocar, sentir, querer, entender y confiar. Espero que algún día podamos hacer todas estas cosas. Y esto me lleva a hablar del futuro.


 Quizás por el sol o las plantas, hoy no veo el futuro tan negro como otras veces. Difícil, sí, distinto, seguro, incierto, sin duda. Pero no negro del todo. Pienso que la humanidad salió de situaciones mucho más terribles que estas y de todas ellas (las dos guerras mundiales sobre todo) surgieron cosas interesantes que ayudaron a dar saltos en la historia. De esta crisis, que no es una guerra, quizás también salga algo bueno. En medicina, seguramente habrá avances importantes en el camino de la búsqueda de la vacuna donde se van a descubrir otras cosas; en comunicación también. La implantación colectiva, si no masiva, del uso de las nuevas tecnologías ha venido para quedarse: desde el teletrabajo a las teleconferencias. Esta semana he podido participar en un encuentro organizado por la Plataforma de Nuevos Realizadores entre cineastas colombianas y españolas que de manera presencial habría sido imposible por presupuesto, los viajes son carísimos, y por tiempo. Fueron casi tres horas de un intercambio muy interesantes desde distintos puntos de vista. Enriquecedor, a muchos niveles. Entre otras cosas aprendí tres palabras que me gustan mucho: perifóneo (esa acumulación de llamadas, wasaps, instagrams todo al mismo tiempo), coterráneas, una palabra estupenda, mucho mas bonita y solidaria que la nacionalísima compatriotas y muteado (algo que a veces me gustaría hacer con algunos políticos).


 El cine también va a cambiar. La forma de hacerlo se verá afectada por las nuevas normas de conducta. Si de las carencias producidas por la segunda guerra mundial surgió el neorrealismo que sacó las cámaras a la calle, de las carencias de la era del bicho quizás surja un ‘neovirismo’ cinematográfico que busque como aprovechar los resquicios que deja la nueva realidad. Porque nueva si va a ser, –otra cosa es que la conviertan en una “nueva/vieja realidad”, en la que se pierdan los derechos adquiridos en años de lucha democrática, o que se impongan los populismos de izquierdas o de derechas, que hacen de la nueva una mas que vieja, viejísima realidad–. El cine tendrá que reflejar esta nueva situación en sus historias, en su modo de rodarlas y en su manera de exhibirlas. En ese sentido el éxito del D’A Film Festival que ha multiplicado por 10 sus visionados, alcanzando la cifra de 215.000 espectadores, es una clara señal de que los festivales tienen que repensar su estrategia de difusión. Ayer, 12 de mayo, debería haberse inaugurado el Festival de Cannes, suspendido por completo y sin capacidad, de reaccionar ante el envite del bicho. Cannes se resiste a aceptar que el mundo es otro, pero supongo que después de esto, entenderá que tiene que empezar a pensar en tener en cuenta las plataformas y el mundo digital. Al menos eso parece desprenderse de una entrevista de Gregorio Belinchón con su director, Thierry Fremaux, publicada en El País, donde decía: “El futuro es complicado, con muchos directores trabajando para las plataformas online. Sin embargo, las plataformas necesitan la mitología del cine, compran a directores famosos ¡por sus películas de cine! De ahí la importancia del cine clásico. Proteger el cine en salas es proteger el futuro de las plataformas. Debemos ser fieles al espíritu del cine. ¿El futuro será la cohabitación? Por supuesto, como ha pasado con la televisión. Inculquemos a las nuevas generaciones la magia de la gran pantalla.” Como las plantas en los tiestos, vamos a tener que compartir: salas con pantallas caseras; contacto físico (imprescindible) con contacto virtual (necesario); vacaciones pensadas mas con curiosidad que con simple afán de huida (low cost); seguridad en nuestra vida, con solidaridad hacía los demás; respeto con libertad. Este bicho nos da una oportunidad de hacer un mundo mejor. Espero que no la desaprovechemos.



Para acabar con este largo post del futuro, quiero hablar de un documental estrenado hace pocos días en Filmin. Se llama Bombshell: La historia de Hedy Lamarr, dirigido por Alexandra Dean. Recuperar la elegante belleza de una de las actrices mas hermosas de la historia del cine, es solo uno de los atractivos de este film que nos descubre una mujer inteligente, inventora de un código de señales que en su tiempo fue despreciado como el capricho de una estrella de cine, y que está en la base del desarrollo de las nuevas tecnologías que nos permiten comunicarnos ahora mismo. La guía a través de su vida es su propia voz recuperada gracias a cuatro casetes de entrevistas que en 1990 realizó el periodista Fleming Meeks para un artículo en la revista Forbes. Las grabaciones y el documental acaban con unas palabras de Hedy Lamarr que me gustaría usar para terminar esta parte de la entrada:
“-La gente es irracional, ilógica y egocéntrica. Quiérela de todos modos.
-Si haces el bien, te acusarán de tener motivos egoístas. Haz el bien de todos modos.
-Las personas más grandes con las ideas más grandes, pueden ser derribadas por las personas más pequeñas con las mentes más pequeñas. Piensa a lo grande de todos modos.
-Lo que pasas años construyendo, puede se destruido de la noche a la mañana. Construye de todos modos.
-Ofrécele al mundo lo mejor que tengas y te dará una paliza. Ofrécele al mundo lo mejor que tengas de todos modos.”
Una lección para el futuro.


DOCS BARCELONA.
Miradas inquietas es el subtitulo de la nueva edición del Docs Barcelona que ha decidido apostar por el futuro y no suspender el Festival, sino llevarlo, como hizo el D’A, a la plataforma Filmin. Entre el 19 y el 30 de mayo se podrán ver 25 documentales y 10 cortos que recogen lo mejor del año en los distintos géneros del Género. Hay que estar atento porque las pelís se van poniendo en días distintos y hay 72 horas para verlas. De las de esta semana he podido ver algunas y me quedo con estas dos.
IL VARCO, de los italianos Michele Manzolini y Federico Ferrone, un precioso documental realizado con found footage que cuenta la historia de un soldado italiano en la segunda guerra mundial, destinado al frente de Ucrania porque sabe ruso. Con textos basados en auténticos diarios y cartas de soldados italianos y un conjunto de poderosas y poéticas imágenes documentales, los directores construyen una historia que pudo ser. Es una auténtica joyita.

SUSPENSIÓN, del colombiano Simón Uribe Martínez. Es un documental sobre la realidad, pero parece una ficción. En la selva del sur del país, una peligrosa carretera, conocida como el “trampolín de la muerte”, une las poblaciones de Pasto y Mocoa. Los habitantes de Mocoa sueñan con tener una carretera mejor y parece que su sueño se hará realidad cuando en el año 2000 el gobierno comienza las obras de una faraónica variante elevada sobre la selva. Pero no siempre los delirios de grandeza se cumplen, y la naturaleza acaba por imponer su ley en ese paisaje donde los restos del esqueleto de la carretera se convierten en una atracción turística. La carretera nunca se hizo y ahora ya no hace falta hacerla. Es una excelente metáfora del despilfarro y la megalomanía de los gobernantes, de allí, y lamentablemente, de aquí.


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