Leído estos días en algún
artículo (perdón por no recordar en cual): “Aquí sigue vigente aquello que dijo
Fernando de los Ríos en ese hemiciclo del Congreso de los Diputados, (durante
la República, aclaro yo) en el que los odios se depositan en el Diario de Sesiones
como capas geológicas: ‘En España, lo
revolucionario es el respeto’ ”.
Esta semana es todo tan
decepcionante que no tengo ganas de reflexionar sobre la realidad, asi que pasó
directamente a varias recomendaciones.
Una
película: Bacurau, de Kleber Mendonça Filho, Juliano
Dornelles.
Se ha estrenado en la Sala
Virtual y se puede ver en Filmin.
Esta película brasileña, que ganó
el Premio Especial del Jurado en Cannes del año pasado, es un cruce de géneros,
del western futurista (Westworld anda
por ahí) a los bandidos del sertao de Glauber Rocha, pasando por la denuncia de
una realidad social extrema, en definitiva un film de ciencia ficción realista.
Sucede dentro de unos años, pocos, en un pueblo brasileño, el Bacurau del
título. Sus habitantes padecen una sequía producida por el derrumbe de una
carretera que les ha dejado sin agua. El día que celebran el funeral de la
matriarca del pueblo, doña Carmelita, empiezan a pasar cosas raras. Desaparece
gente, a la falta de agua se suma una sensación de estar vigilados, descubren
varios asesinatos, pero lo mas preocupante es que Bacurau ha desaparecido de
los mapas. Google Earth no lo localiza. Mientras tanto, un pequeño platillo
volante (un dron) sobrevuela la población y una extraña pareja de motoristas
llega al pueblo. ¿Qué pasa en Bacurau? Para averiguarlo tendrán que ver la
película, yo no se lo voy a contar. Tan solo decirles, como pista, que es una
especie de Las cacerías del conde Zaroff (El juego más peligroso) en versión 5G. En ese futuro cercano (y plausible) no hay ni rastro
del bicho. Pero si hay bichos detestables y muy reconocibles. Atención a Sonia
Braga, está inmensa.
Primera
serie: Hollywood, Netflix
Una serie ambientada en el
pasado, que imagina como pudo ser el futuro. Un futuro que no fue, pero pudo
haber sido. Un futuro que habría cambiado el presente, mejor dicho, habría
adelantado en unos cuantos años, el presente (no el del virus). La serie se
llama simplemente Hollywood. Pasa en
la segunda mitad de la década de los cuarenta. Y cuenta una historia de final
feliz. Un cuento de hadas de cine, divertido, falso, emocionante, libre. En ese
Hollywood de celofán y grandes esperanzas, se cruzan las vidas de gentes
consideradas “marginales”, mujeres ricas, pero frustradas e infravaloradas,
minorías raciales de todo tipo, homosexuales. En un tiempo y una sociedad que
fue una de las mas moralizantes y represivas, estos personajes se enfrentan al
mundo con solidaridad y alegría. De ser fiel a la realidad, esta serie habría
sido un melodrama de fracasos, frustraciones y suicidios contextualizada con la
caza de brujas anticomunista del senador McCarthy. Pero, por suerte, no lo es.
Ya lo advierto antes de que empiecen a verla: Hollywood nos dice que todo pudo
ser de otra manera. Eso es lo que cuentan estos siete estupendos capítulos
llenos de luz, de color, de alegría, de buenas personas. Acabas la serie con la
sonrisa en los labios y la sensación de que fue una lástima que no sucediera. Como
en la película de Tarantino, Érase una
vez en... Hollywood, la serie
creada por Ryan Murphy transgrede la realidad de la historia y nos cuenta una
versión distinta. Y se lo agradecemos mucho, aunque eso moleste a los puristas
y a los ortodoxos de todo tipo.
Segunda
serie: Bosch, Amazon
Michael Connelly es uno de los
mejores escritores de novela negra contemporáneos. En el año 1992 publicó El eco negro, una novela protagonizada
por el detective de policía de Los Ángeles Hieroniymus, Harry, Bosch. El escritor
no podía imaginar entonces que esa iba a ser la primera de 26 novelas
protagonizadas por su lacónico detective a lo largo de casi treinta años, la
última, The Night Fire, publicada el
año pasado. Para cualquiera que haya leído sus novelas o alguna de ellas, esta
serie es un regalo. Pero en realidad es un regalo para cualquiera. En el año
2014, Erich Overmyer, creador de la estupenda Treme y el propio Connelly, decidieron probar suerte adaptando las
primeras novelas de Bosch en una serie de televisión. Lo primero fue encontrarle
rostro a un personaje que muchos lectores habían imaginado a su manera. La
elección de Titus Welliver, hasta entonces un secundario de lujo, fue mas que
acertada. No creo que haya nadie ahora que no vea a otro Bosch que el que él
hace. Vimos las primeras temporadas de Bosch cuando nos apuntamos a Amazon. Fue
un amor a primera vista que no nos ha decepcionado en ninguna de sus seis
temporadas. Si la primera era un poco dubitativa, las tramas, los personajes y
sobre todo la ciudad de Los Ángeles, fueron tomando cuerpo año tras años. Hemos
visto como Bosch se hacía mayor, hemos visto crecer a su hija Madds, hemos
visto consolidarse la pequeña familia de la comisaría de Hollywood. Bosch es
una serie de detectives muy clásica, no pretende innovar, pero eso precisamente
la hace más interesante, más adictiva. La ciudad de Los Ángeles, la que existe
mas allá del Hollywood de las estrellas y de los estudios que veíamos en Hollywood, es uno de los atractivos
fundamentales de esta serie, para mi una de las mejores de las plataformas.
DOCS
BARCELONA
(en 1994, Ramon hizo una serie
de dibujos inspirados en El viaje de
invierno de Schubert)
Esta semana sigue el Docs
Barcelona en Filmin. De las películas que se estrenan a partir de hoy
recomiendo sobre todo
Winter Journey, del director danés Anders Østergaard.
El mundo del documental está
cambiando rápidamente, más que cambiar, diría que se está abriendo como un
abanico. A la ortodoxia de representar la realidad, que es la base del
documental, se están sumando terrenos de ficción, de ensayo, de imaginación.
¿Es Winter Journey un documental? Sí,
rotundamente si. Aunque también es una ficción con un actor inmenso, Bruno Ganz
en su última interpretación poco antes de morir, y también es un ensayo de
investigación histórica. Todo empieza con una curiosidad: la de un hombre,
Martin Goldsmith, por conocer la historia de sus padres, músicos alemanes
emigrados de la Alemania nazi. Sus padres nunca hablaban de aquel tiempo, era
como si no hubiera existido. No fue hasta 1996 cuando se atrevió a plantearle preguntas
a su padre que aceptó realizar una serie de entrevistas donde le contó a su
hijo toda su historia. El resultado fueron dos libros que han sido la base para
este trabajo. Bruno Ganz asume el papel del padre que va recordando entre malhumorado,
emocionado, avergonzado y nostálgico, una historia de música, amor y miedo a
través de la cual descubrimos la existencia de la Jüdischer Kulturbund, o Liga
Cultural Judía, institución creada en los años 30 por el Ministerio de
Propaganda Nazi dirigido por Goebbels para demostrar que no existía persecución
a los judíos. En la orquesta de esta Liga Cultural se conocen y se enamoran dos
jóvenes músicos, sus padres. Pero cuando las cosas se ponen mal y la Liga
Cultural es desmontada y sus miembros enviados a los campos, ellos consiguen
escapar milagrosamente y llegan a Arizona, donde intentan olvidar todo este
pasado. Winter Journey toma su título
del ciclo de canciones de Schubert que forma parte de una banda sonora espectacular
con música de Mahler, Tchaicosvky, Beethoven, Mozart y Nielsen. Las entrevistas
con Bruno Ganz/Georg Goldsmith son la columna vertebral del film que utiliza
imágenes de archivo de la época en las que se ha insertado de una manera muy
inteligente un personaje que interpreta el Georg adolescente. Winter Journey es, para mí, el mejor
film del Docs, al menos de los que he visto hasta ahora. Está disponible en
Filmin desde las ocho de la tarde del domingo hasta las doce de la noche del
miércoles 27.
(el regalo de hoy son dos dibujos mas de la serie de El viaje de invierno)
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