miércoles, 6 de mayo de 2020

D'A FILM FESTIVAL 3



Habitacciòn 212, Christophe Honoré
Una matrimonio que lleva mas de veinte años juntos pasa por fuerza por momentos de cambio, de salto, de nuevas reglas en la relación, Es la única manera de continuar juntos si el amor se mantiene vivo. Habitación 212 muestra ese momento preciso en la vida de una pareja, Marie y Richard. Ella, profesora de derecho, ha encontrado la fórmula para seguir adelante en aventuras sexuales esporádicas, que en realidad nada significan. Él es músico y se pasa el día en casa. Una tarde, casi por casualidad, el equilibrio entre ellos se rompe. Es entonces cuando entra en juego la mágica habitación 212 de hotel que está enfrente de su casa, donde Marie se refugia para pensar, mientras Richard se queda en el apartamento. Pero en realidad ninguno de los dos estará solo esa noche, porque los fantasmas, como en el cuento de Navidad, vendrán a visitarlos. Fantasmas buenos del pasado en forma de un Richard de 20 años que se aparece a una asombrada Marie, o el de una atractiva Irene, el primer gran amor de Richard,que decide volver a enamorarlo. Con aire de teatro de boulevard, desenfadado y ligero, sin grandes trascendencias, un humor muy sutil y una voluntad clara de no dar ninguna lección, Honoré nos hace pasar esa noche de vodevil con personajes que entran y salen continuamente de la habitación. La noche acabará cuando los dos, Marie y Richard, vuelvan encontrar el camino para seguir juntos. Si la miras con ojos cómplices, es una delicia; si la miras con ojos inquisidores, puedes odiarla.




Roubaix une lumière, Arnaud Desplechin
Una comisaria en una ciudad fronteriza y empobrecida del norte de Francia, con una población muy mezclada de inmigrantes y franceses. Este es el espacio donde sucede la nueva película de Arnaud Desplechin. Podíamos pensar que estamos ante un nuevo alegato social de las banlieus y sus problemas de miseria e intolerancia. Pero no. En absoluto. No es exactamente un Polar, ni tan siquiera un Noir. Ese comisario argelino, inteligente, tranquilo y equilibrado, buen conocedor de la realidad que le rodea, al que solo le falta una esposa que haga experimentos en la cocina, a quién nos recuerda es al comisario Maigret de Simenon. No hay un fotograma que sobre, todo es factible, todo responde a una lógica narrativa. La primera mitad nos sirve para conocer a los policías, el nuevo detective pelirrojo que llega a una ciudad desconocida, los habitantes del barrio. Mas o menos a media película hay un asesinato, gratuito y banal. Pero tampoco ahí funciona como nos imaginamos. No hay referentes para esta segunda parte, a no ser, un eco lejano de La ceremonia de Chabrol, con Léa Seydoux en un papel que la Huppert habría bordado y Sara Forestier en un rol mas aniñado que el de Sandrine Bonnaire. La luz del título es la que desprende Roschdy Zem en el papel del comisario Daoud. Sorprendente.



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