sábado, 18 de julio de 2020

CROMAREALISMO



(una pantalla de croma verde sobre la que proyectar la realidad que nos guste)

Esta semana me ha costado escribir este texto. No por falta de ganas, por suerte aún conservo algo de entusiasmo, mas bien porque todo lo que la semana me ha ofrecido como punto de partida se me ha ido diluyendo en una sensación de desencanto, o mejor dicho de impotencia. Ver como crecen los casos de contagio, comprobar la falta de responsabilidad y de solidaridad de una buena parte de la población –y no solo los jóvenes, no los culpemos únicamente a ellos, hay mucha gente que no es tan joven y tampoco ha tenido y tiene un comportamiento ejemplar– ser testigo de la improvisación y la falta de recursos, no tanto humanos o materiales como mentales y de imaginación, de nuestros gobernantes mas cercanos, todo junto me produce un inmenso desconcierto. ¿Cómo hacer planes para un futuro ni siquiera inmediato? ¿Cómo pensar en lo que haremos dentro de unos meses, si no sé que pasará la semana que viene? La Amenaza del Confinamiento Total, que ya flota en este Confinamiento Recomendado en el que estamos metidos en Barcelona desde el viernes, me obliga a pensar la realidad de otra manera. Cuando parecía que podíamos ver un poco de luz al final del túnel, nos vuelve a caer este manto de oscuridad. Todo es preocupante y difícil para todos. Pero lo que me afecta mas directamente por que es el hábitat de mi trabajo, es como se va a traducir esta situación en el cine. En un primer nivel, cómo van a sobrevivir las salas de exhibición, ya tan tocadas por la crisis que se arrastra desde hace años. En un segundo nivel, cómo se va a hacer cine en estas condiciones, que tipo de rodajes se podrán plantear, que películas y series vamos a ver en los próximos años. Las maneras de producción habituales tendrán que cambiar por fuerza, los rodajes ser diferentes, las historias ser distintas. Es una incógnita que abre muchos caminos. ¿Cómo va a ser el cine que se haga a partir de ahora? ¿Que tipo de relatos dejarán constancia del momento que vivimos? No tengo ni idea cómo será ese cine, ni cómo se hará, es un reto que viene a sumarse al de simplemente sobrevivir. Pero soy optimista y pienso que igual que el neorrealismo nació al final de la segunda guerra mundial provocado por una necesidad de mirar de otra manera la realidad que había dejado el conflicto, de reflejar un estado de ánimo en la sociedad, pero también de una urgencia de contar las cosas de otra manera, saliendo de los estudios y acercándose a la calle, creo que ahora tenemos que empezar a pensar en un nuevo “realismo” y se me ocurre que este va a ser el “cromarealismo”. Es decir un mundo que invente la realidad para contar la realidad. Para hacer cine habrá que refugiarse en el mundo croma que permite proyectar en una pantalla en verde todo lo que uno quiera imaginar. Los actores actuarán solos delante de esta pantalla, se les juntará digitalmente y podrán vivir sus aventuras pequeñas, grandes, fantásticas, cotidianas, sin salir de un metro cuadrado. La verdad es que no me gusta esta idea, pero me temo que vamos directos a este tipo de cine, al menos en un tiempo y lo único que espero es que surjan en el cromarealismos nuevos rossellinis, de sicas y zavattinis que le den a este cine una dimensión de obra de arte.


Y ya puestos en mundo croma, la verdad es que me gustaría poder proyectar un croma distinto al que nos rodea aunque fuera solo por un ratito. Vivir en un show de Truman privado de colores más bonitos y de personas menos estúpidas. En fin, de momento, lo que de verdad nos queda es lo que tenemos y al menos en ese sentido agradezco la ceremonia que tuvo lugar el jueves pasado.de recuerdo  a las víctimas de la epidemia y reconocimiento a todos los que estuvieron en primera línea. Un escenario sobrio y al aire libre, una disposición en círculos, como la mesa redonda de Arturo donde no había nadie en un sitio preferente, un pebetero de fuego, que es un símbolo eterno y flores blancas que algunos han calificado de cursis y a mí me resultaron esperanzadoras. Aunque la verdad es que creo que esa ceremonia fue en si misma un croma de unidad y de tolerancia y de solidaridad que no existe. El hecho de que VOX, Esquerra Republicana, la CUP, Bildu y el BNG no participaran, demostrando sus semejanzas y bajezas, es la prueba de que no es la auténtica realidad. La realidad de verdad me temo que es mucho mas dura y desagradable.


Supa Modo
Pero no quiero dejar esta entrada con una nota tan pesimista. Por eso recupero un estreno de la semana pasada por si alguien lo puede ver cuando llegue a alguna plataforma, porque en las salas, al menos las de Barcelona ya no se proyecta. Se trata de una película africana, de Kenia, se llama Supa Modo y la dirige un africano completamente desconocido para mi Likarion Wainaina. Es una coproducción con Alemania y entre sus impulsores aparece el nombre de Tom Tykwer que siempre es una garantía. También lo es el que haya sido presentada en la sección Generation de la Berlinale y que haya sido reconocida con numerosos premios. En realidad Supa Modo es una película muy sencilla, muy simple, incluso un poco sentimental. Pero en realidad, esta historia de una niña de nueve años que tiene cáncer, va mucho mas allá de la típica película que podemos esperar. Jo, su pequeña y estupenda protagonista, es una fan del cine de superhéroes, ella misma se considera una superheroína, Supa Modo es su avatar, capaz de hazañas extraordinarias. Su hermana mayor está dispuesta a hacerla feliz y le monta pequeños escenarios de ilusión con la colaboración de todo el pueblo para que ella disfrute de sus super poderes. Pero Jo no es ni tonta ni ingenua, sabe que eso no es verdad, pero sabe también que hay algo que sí es verdad y que quiere hacer antes de morir: una película. Preparar y realizar esa película se convierte en el objetivo de toda la aldea. El cine como elemento sanador, como elemento liberador, como elemento consolador. Supa Modo es una película llena de esperanza, de luz. Es pequeña como su pequeña protagonista, pero es grande como la felicidad a la  que aspira. África es la gran olvidada en estos negros meses del bicho. Nuestro enorme egocentrismo occidental nos hace ser muy ignorantes de lo que sucede más allá de nuestras fronteras. No sabemos nada de lo que está pasando en un continente asolado por las desgracias desde hace años que ahora padece una mas grande y global. Pero en ese mundo olvidado, hay rayos de esperanza como esta pequeña aventura de una superheroína. En el fondo lo importante es que cada uno de nosotros encuentre su Supa Modo particular a ver si entre todos conseguimos que el mundo sea un lugar mejor donde vivir.


1 comentario:

  1. La vida es bella...ya nos lo mostró Benigni, pero a los zoquetes humanos nos lo han de recordar continuamente.
    Llegará la vacuna y nos amoldaremos, el cine vivirá, aunque no sepamos còmo.
    Animo

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