sábado, 31 de octubre de 2020

DE LA LUNA A LAS ELECCIONES USA

 

(Esta semana sin estrenos en Barcelona, con cines cerrados, con la Cultura enviada a las mazmorras de la indiferencia, he encontrado en la Luna y en unas elecciones lejanas un tema para la entrada. Espero volver a las películas muy pronto, pero he de reconocer que no soy nada optimista.)


Luna

“Clavius, de 240 km de diámetro, es el segundo cráter por su tamaño, de la cara visible de la Luna y se encuentra en el centro de las cordilleras del Sur. Es muy viejo; eras de vulcanismo y de bombardeo del espacio han cubierto de cicatrices sus paredes y marcado de viruela su suelo. Pero desde la última era de formación del cráter, cuando los restos del cinturón de asteroides estaban aun cañoneando los planetas interiores, había conocido la paz durante quinientos mil años.” (2001, Arthur Clarke)

2001 de Clarke/Kubrick nunca deja de sorprenderme. Su anticipación de casi todo es infinita. Una nueva prueba la hemos tenido esta misma semana en que se ha confirmado la existencia de agua (es decir, posible vida) en el cráter Clavius al sur de la cara iluminada de la Luna. Clavius, precisamente el que eligieron los autores de la odisea del espacio para situar la Base Clavius desde la que parte la expedición que descubrirá el monolito en la Luna. Una buena noticia en medio de esta horrible semana en la que más que nunca desearía que apareciera un monolito capaz de iluminar un poco el vacío provocado por el bicho espantoso y por los más espantosos políticos (mundiales, nacionales y locales) que se suponen deberían combatirlo.

Y hablando de bichos espantosos, la amenaza la próxima semana no es solo la de la COVID 19, la amenaza se llama Donald Trump que puede salir reelegido para los próximos cuatro años. Estados Unidos reúne lo mejor y lo peor de las democracias modernas. Su enorme capacidad de autocritica y de denuncia de las inmoralidades políticas, con un saludable ejercicio de contrapoderes que van desde la prensa y los medios de comunicación hasta el senado y el poder judicial, convive con una sociedad reaccionaria, regresiva, analfabeta, violenta, insolidaria y devota de las mayores estupideces, representada para desgracia del mundo en su actual y, ojala no, futuro presidente. En Movistar se pueden ver estos días dos series que ilustran muy bien esta ambivalencia que tiene a Donald Trump en el centro. Las dos tratan un mismo tema, un mismo momento histórico: el enfrentamiento de Donald Trump con el Director del FBI James Comey en el año 2017 con el asunto de la injerencia rusa en el resultado de las elecciones del 2016 como fondo. Una en clave documental, la otra en clave de ficción.

 


El efecto Trump,

Esta miniserie documental de dos capítulos forma parte del programa de televisión Frontline que desde 1983 se dedica a analizar la realidad política norteamericana. El efecto Trump se centra en el primer año de su presidencia. Comienza su recorrido en enero del 2017 cuando Trump se reunió en Nueva York con cuatro de los hombres más poderosos del gobierno entre los que se encontraban el director de Inteligencia Nacional James Clapper y el director de la CIA, John Brennan. En esta tensa reunión, el entonces director del FBI James Comey le mostró un dossier con información comprometida para él, donde se afirmaba que el presidente había estado recibiendo apoyo por parte del gobierno ruso durante los últimos cinco años. También revelaba que el gobierno ruso conocía  ciertos escándalos sexuales del presidente y amenazaba con hacerlos públicos. Desde ese momento el incontrolable, egocéntrico e imprevisible presidente elegido de forma inesperada, lanzó una furiosa guerra contra los servicios de inteligencia de su propia administración, el Departamento de Justicia y en concreto contra James Comey al que acabó por destituir del cargo de director del FBI. Clásico documental de televisión, lo que cuenta El efecto Trump es tan apasionante, sobre todo en su primer capítulo, que te hace olvidar la sencilla forma como está narrado. Las declaraciones de altos cargos del gobierno, abogados y periodistas junto con el exclusivo y abundante material de archivo que maneja, hacen que El efecto Trump sea absolutamente fascinante. Una provocación en toda regla para el twitero maniaco y sus amigos de la embajada rusa. Es interesante verlo justo ahora, cuando el superbicho está a punto de ganar unas nuevas elecciones.

 


La ley de Comey

Esta miniserie de cuatro capítulos forma con El efecto Trump un díptico imprescindible para entender lo que sucedió en ese país hace cuatro años. La ley de Comey cuenta prácticamente los mismos hechos que el documental, pero ficcionados con gran inteligencia. Es muy interesante ver los mismos actos, por ejemplo la encerrona de Trump a Comey en el despacho oval, o la cena privada entre los dos, para darnos cuenta de cómo la realidad no solo supera la ficción sino que la enriquece muchísimo. James Comey registró en memorándums todas las conversaciones que mantuvo con Trump durante los primeros meses de su mandato y en base a ellos pudo redactar el libro A Higher Loyalty publicado en el 2018, después de ser cesado fulminantemente por Trump. La serie se basa sobre todo en ese texto, pero ha utilizado más fuentes de información para su desarrollo. Los dos primeros capítulos recuerdan la investigación del FBI a los correos electrónicos de Hilary Clinton que supuestamente le costaron la elección de noviembre del 2016. Los dos segundos, en cambio se centran en narrar las tensas relaciones de Comey con Trump y las vinculaciones de su gabinete y su entorno con el gobierno de Putin. La sola existencia del libro de Comey, del documental y de la serie de ficción, son la prueba de la contradicción de ese país capaz de albergar lo peor Trump y todo lo que significa) y lo mejor: los contrapoderes, la libertad de crítica y la capacidad creativa para hacer de la realidad histórica un instrumento útil y necesario de educación política. Ver las dos miniseries seguidas es una lección ideológica, pero también cinematográfica. En ese sentido cabe destacar el inmenso papel de Jeff Daniels como James Comey y de Brendan Gleeson como Donald Trump. No es que se parezcan físicamente (que también) es que reflejan en su interpretación el espíritu de uno y otro. Y no dejan dudas de a quién creer.

 

EL RINCON DE LAS SERIES


The Americans 

Hablar del FBI, de rusos y de política me ha hecho pensar inmediatamente en The Americans, una de las mejores series de la década que se puede ver entera en sus seis temporadas en Amazon Prime. The Americans empezó a emitirse en septiembre del 2013 y se convirtió muy rápidamente en una serie adictiva para cualquiera que veía su primer capítulo. La sexta y última temporada se emitió en mayo del 2018. Cinco años en los que seguimos a Philip y a Elizabeth Jennings en su doble y peligrosa vida. Este modélico matrimonio con dos hijos adolescentes, que viven en un barrio residencial de clase media en Washington, son en realidad dos peligrosos y letales agentes del KGB infiltrados como espías encubiertos en Estados Unidos. Philip y Elizabeth llevan quince años ejerciendo con gran eficacia su trabajo sin que hasta el momento nadie les haya podido descubrir. Pero la serie se encargará de ponerlos en los más difíciles aprietos mientras intentan mantener una amistad con su nuevo vecino, un agente del FBI especializado en espionaje soviético. Estamos en los años 80, Reagan empieza su mandato presidencial y en la URSS hay una nueva generación de políticos que ansían algunos cambios que la vieja nomenclatura del Partido se resiste a aceptar. Excelentemente ambientada en todos sus detalles, en paralelo a los Jennings conocemos una serie de personajes muy interesantes, sobre todo los funcionarios de la embajada soviética, auténtico centro del espionaje ruso. Lo mejor de The Americans es la estupenda combinación de lo inverosímil que resultan sus tramas, –Elizabeth y Philip son maestros en los disfraces de todo tipo– con el hecho de reflejar un tipo de espionaje que efectivamente existió en esos años recogido ampliamente en lo que se denomina Los Archivos Mitrojin, miles y miles de páginas recopiladas por el ex agente del KGB Vasili Mitrojin sobre operaciones encubiertas soviéticas en Occidente. Para completar el retrato de la época, el creador de la serie Joseph Weisberg, contó también con la colaboración y ayuda de agentes del FBI que le contaron experiencias vividas con el espionaje ruso. La serie es buena del primero al último episodio, prácticamente no baja nunca de tono. Sus personajes crecen, cambian, evolucionan. Tienen dudas, más Philip que Elizabeth, ella es dogmáticamente estalinista y tiene las ideas muy claras sobre el mundo y sobre quiénes son los buenos y quiénes son los malos. Los actores que los encarnan, Matthew Rhys como Philip y Keri Russell como Elizabeth, consiguen una química absoluta. Tanto que acabaron formando una pareja en la vida real. Junto a ellos, el agente Beeman que interpreta Noah Emmerich, es el contrapunto perfecto: representa un peligro constante, pero es prácticamente su único amigo. Y no podemos olvidarnos de Paige, la hija adolescente de los Jennings con un personaje complejo y muy difícil interpretado por Holly Taylor. No sé si sería posible hacer un The Americans ambientado ahora mismo, en los tiempos de los móviles y los hackers. Sería muy diferente. Seguramente sigue habiendo espías como los Jennings infiltrados en todos los países occidentales, trabajando por socavar la cultura occidental y todo lo que representa. Tenemos pruebas de sus acciones y sus intenciones en toda Europa, España y Catalunya incluida, donde esta misma semana hemos sabido la más que probable conexión ruso/putinesca con el entramado independentista y el entorno corrupto de Puigdemont. Si los 10.000 soldados de Putin suenan a delirio de una mente alienada, la intervención directa a través de hackers y la financiación indirecta del tinglado mafioso, es mucho menos tintinesca pero bastante más real de lo que podríamos imaginar. No creo que estos nuevos espías desalmados y ocultos tengan el romanticismo que desprenden los dos rusos en Estados Unidos. Atractivos y odiosos a partes iguales, letales y entrañables. Una gran serie.

 El regalo de esta semana son muchos regalos. Ramon ha abierto un canal en Instagram donde se puede ver su obra y donde ira poniendo cuadros y dibujos. Se puede encontrar buscando herrerosramon o en la dirección

https://www.instagram.com/herrerosramon/?hl=es



1 comentario:

  1. Magnifico análisis de los americanos (Usa) que han usurpado el término aunque un taripaqueño sea tan americano como un californiano. No te desesperes, siempre nos quedará la
    Luna...

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