sábado, 30 de abril de 2016

MARCIANADAS

Se han estrenado esta semana dos películas españolas “marcianas”. Son marcianas por distintas razones, pero las dos son raras.




(no suelo poner fotos de la película, pero esta me gusta mucho)

La primera “marcianada” se titula Crumbs y se puede ver en algunos cines de España: Barcelona, Valencia, Madrid, Vigo... La dirige Miguel Llansó y en su producción están implicados algunos de los directores y guionistas mas imprevisibles del cine español: Velasco Broca, Quino Piñeiro… Hace un par de años, Carlos Losilla organizó un ciclo dentro del Festival de Cine de Autor, titulado “El otro cine español”. Entonces escribí en el blog:

El común denominador (si es que lo hay) entre todas estas películas, es su carácter de “no ficción” o por lo menos “no ficción” convencionalmente entendida. Es lógico. Realizadas casi sin medios y como actos de voluntad, es evidente que resulta mucho más fácil mirar la realidad que ya existe que inventarla. Se trata de reconvertir esa realidad  en algo personal a través de la mirada de un director o un colectivo, pero en el fondo, no deja de ser la realidad que te rodea. El gran reto del Otro Cine Español, es llegar a dejar de ser Otro, incluso a dejar de ser Español y convertirse simple y sencillamente en Cine. En cine que cuenta historias que no necesariamente tiene que ser pesimistas, oscuras, o deprimentes, que pueden arriesgarse a ir más allá.

Pues bien, uno de estos nuevos otros, Miguel Llansó, ha decidido hacer simplemente CINE, se ha arriesgado y ha conseguido hacer una película inclasificable, insólita, sorprendente, marciana, nunca mejor dicho. Rodada en Etiopia y con actores etíopes, Crumbs habla de un mundo post apocalíptico en el que una nave espacial domina el cielo hacia el que miran Candy y Pajarito, dos personajes inesperados tanto física como espiritualmente. Se ha hablado de Werner Herzog como referente en cuanto a los paisajes, desiertos y selvas, magníficamente filmados por Israel Seoane; se evoca a David Lynch por los espacios abandonados y los lugares en ruinas que recuerdan extrañamente a Cabeza Borradora; pero Crumbs tiene también algo de la inocencia de Ed Wood y en otro terreno respira la atmósfera de La Torre Oscura de Stephen King. Crumbs tiene mucho del descaro de quien sabe que puede hacer lo que le dé la gana porque es el único dueño de su historia: una tortuga ninja volando en el espacio, un Santa Claus encerrado en una cueva, un alienígena nazi con máscara. Todo vale en esta inmersión en una ciencia ficción renovada que habla de las migajas que dejamos para el futuro, restos de una civilización plastificada. Todo vale, sobre todo porque la realización y la producción están muy cuidadas, porque los actores funcionan en su anormalidad y muy especialmente porque se invita al espectador a dejarse llevar por un cine que es todo menos adormecedor.


(el cartel de la película ya da idea de que estamos antes un film poco convencional)

La segunda marcianada de la semana se titula Quatretondeta y está dirigida por Pol Rodríguez. Aquí estamos ante un film completamente distinto por producción y por presupuesto. Pero no tan alejado de Crumbs en cuanto a intenciones. Aunque  Quatretondeta no es una película de ciencia ficción, su personaje principal, ese Tomás perdido en el paisaje que interpreta José Sacristán, no está tan lejos del Candy de Crumbs. Ambos son seres marginados en el mundo y ambos buscan un objetivo. Claro que el de Tomas es mas comprensible: enterrar a su mujer en Quatretondeta donde ambos vivían. Y para conseguirlo no dudará en embarcarse en una aventura inverosímil a la que hay que mirar no buscando la realidad, no intentando entender lo que pasa, sino como un sueño, un cuento, una fantasía mental en la que un ogro (Sergi López) impide al héroe cumplir su destino y una princesa dormida  (Laia Marull) acaba por despertar gracias a un anciano que le devuelve la vida no con un beso sino con una misión. Rodada íntegramente en el campo alicantino, los paisajes y los espacios son tan importantes como los personajes. No le pidan a la película lo que no puede dar. Déjense llevar por ese Tomás desmemoriado y enamorado hasta el punto de… no cuento mas.






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