sábado, 30 de abril de 2016

PREMIO


El martes pasado, 26 de abril, me entregaron el Premio Alfonso Sánchez que otorga la Academia de Cine Español. Fue un día muy bonito, muy emocionante. Había mucha gente acompañándome y otra mucha me mandó mensajes desde distintos sitios. He de confesar que antes de recibirlo estaba muy nerviosa. No sabía que podía pasar ni cómo iba a reaccionar. Pero fue entrar en el acogedor bar de la Academia, donde me encontré con muchos amigos, y pasarse todos mis miedos. El acto lo presentó Edmon Roch y para mí fue muy significativo que lo hiciera él al que conozco desde que era casi un crío. Me sentí feliz de verle ahí, todo un vicepresidente y uno de los grandes productores de este país. Luego proyectaron un vídeo que me hizo emocionar, especialmente las palabras de Marta Esteban recordando nuestras vidas paralelas desde que teníamos 13 años. Después me tocó a mí. No había preparado nada. Solo tenía el principio de lo que quería decir: “Si mi padre viviera, hoy sería su cumpleaños, y seguro que estaría muy orgulloso y feliz, pero también muy sorprendido de que me dieran un premio por esa cosa absurda con la que me ganaba la vida: escribir de películas.” También tenía el final: “Yo no estaría aquí si Ramon Herreros, mi marido, no hubiera traído la oficina de la Filmoteca Nacional a casa en aquel lejano 1976. Seguramente sería urbanista, que era mi profesión y no crítica de cine, así que a él se lo debo en gran parte.” Entre medio improvisé y agradecí a todos los que estaban ahí y los que no estaban que escribieran, dirigieran y produjeran cine, porque sin ellos, yo no tendría nada que hacer.
Fue un día de aquellos que se recuerdan y que marcan un punto, no de final, pero sí de inflexión. Espero seguir escribiendo de cine (español y de todo el mundo) muchos años más.  Pero lo que este premio ha significado para mi no se volverá a repetir.




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